Unas palabras maravillosas. Los milagros no ocurren por obra de la divina providencia como muchos piensan, tampoco ocurren porque alguien tenga “buena suerte”. Éstos le ocurren a las personas que perseveran, que nunca se rinden. Solo cuando el esfuerzo y la voluntad necesaria se reúnen ocurren los milagros, por eso no deben tomarse a la ligera.
“Un golpe de suerte ocurre solo después de lanzar miles de golpes”.