Algo que me agrada mucho de este manga es que nadie es completamente bueno ni completamente malo, solo son... personas. Es habitual que al ver algún interés en común con otra persona sintamos una leve curiosidad, el jefe Zeff se nos presenta como un pirata que asalta un barco pero luego es capaz de salvar a un niño que apenas conoce debido a que comparte el mismo sueño. Esto no es un guionazo o un hueco argumental, responde a un tema que en este manga se utiliza frecuentemente, el “relevo generacional”; él ya es un hombre viejo, por lo que estará feliz de ayudar a un niño, porque le pasará la “antorcha” de ese sueño, al ayudarlo probará eventualmente que su sueño efectivamente era cierto... aunque él no pueda presenciarlo con sus propios ojos.